viernes, 18 de julio de 2008

HARRY HOUDINI


Es considerado el escapista y mago más grande de todos los tiempos, influyendo en decenas de ilusionistas –el más famoso David Cooperfield- que a toca costa buscan emular las hazañas que Harry hizo en vida. ¿Tenía poderes mágicos o un pacto con el Diablo? Sólo aquí te lo diremos.

ANTES DE SER HOUDINI

Su nombre real fue Ehrich Weiss, y nació en Budapest, Hungría, el 24 de marzo de 1874; sus padres fueron Mayer Samuel Weiss y Cecilia Steiner. A la edad de cuatro años, Ehrich es llevado a los Estados Unidos, a la ciudad de Appleton, en Wisconsin.

De muy pequeño, a penas a los ochos años, comenzó a trabajar como trapecista y, en la adolescencia como cerrajero. Uno de sus mejores amigos fue Joe Rinn, quien estaba interesado en la magia y en lo sobrenatural. Joe le platicaba sobre las cosas extrañas que se veían durante las sesiones espiritistas que asistía; esto obviamente intrigó al joven húngaro y le pidió que lo llevara a una. En 1891, Joe Rinn le cumplió su deseo.

Joe lo llevó a la casa de un presunto médium, Minnie Williams, que vivía en Nueva York. Al llegar, vieron a otras personas que estaban ahí con la esperanza de contactar con sus seres queridos; Ehrich estaba muy emocionado y atento a todo lo que ocurría. Una puerta se abrió y por ella entro Williams, quien fingiendo estar en trance se metió a una especie de cabina telefónica, tapada con cortinas; se comenzaron a oír ruidos y lamentos, así como a verse figuras amorfas de luz. Los asistentes sugestionados creían que estaban haciendo contacto con el más allá, mientras que Ehrich se sorprendía de la forma en que eran engañadas estas personas.
Semanas después, Joe le mostró a Ehrich un libro donde se revelaban todos estos secretos y la forma de cómo reproducirlos. Así que los dos se pusieron a practicar y lograron hacer trucos como desatarse y atarse nuevamente.

Al igual, Ehrich leyó las memorias de Jean Eugéne Robert Houdin, un mago francés que había logrado con sus trucos contrarrestar una rebelión de líderes religiosos en Argelia. Ehrich quedó impactado al leer esto y fue cuando decidió convertirse en mago profesional, tenía diecisiete años.
HARRY HOUDINI ¡EL FENÓMENO!

Ehrich cambió su apellido por el de Houdini, agregándole una i, rindiéndole homenaje al mago anteriormente citado. Los primeros trucos que realizó Harry fueron los clásicos hechos con cartas, aunque también ya comenzaba con algunos escapes interesantes. La popularidad de Houdini creció y era visto como un mago moderno que realizaba trucos temerarios donde el más mínimo error significaría su muerte. En el verano de 1894, Houdini conoció a Wilhelmina Beatrice Ralmer, “Bess” con quien se casó ese año.

Houdini realizaba todo tipo de trucos, pero los más sencillos eran los que atrapaban al público de inmediato; por ejemplo, a la vista de todos lo esposaban o le ponían cadenas, y era metido en una caja clavada, para que saliera en cuestión de minutos apareciendo a un lado del escenario. Lo que no sabía la gente, es que las esposas, así como los pesados candados que usaba Harry, eran de utilería y en éstos se hallaban sus herramientas para abrir los otros candados.
Una de sus grandes proezas, fue el escapar de una celda de la prisión federal de Washington, donde estuvo el asesino del presidente Garfield. Ahí Houdini hizo muestra de su gran habilidad para zafarse de unas cadenas y poder abrir la puerta, aunque se dice que el policía encargado de cerrarla se le olvidó y por eso el mago logró abrirla. Como fuera, Houdini tuvo oportunidad de demostrar en diferentes ocasiones su habilidad para salir de apuros.

Otra de sus más escalofriantes suertes, era la de escapar de una camisa de fuerza suspendido a casi 30 metros de altura. La gente se reunía por miles y quedaba complacidas cuando Harry lograba quitarse la camisa y elevar su cuerpo en señal de victoria. De esa forma contrarrestaba las críticas de sus detractores quienes lo acusaban de farsante –por eso de los candados falsos- y demostraba el control que tenía en todo su cuerpo. Obviamente este espectáculo debía quedar inmortalizado de alguna forma, y esa fue el cine.

Pero sin duda, la suerte más temeraria que realizada Harry, era el sumergirse de cabeza en un tanque de agua, permanecer casi tres minutos en él y salir como si nada, sin siquiera quitar la tapa. Obviamente esto no era así, cuando cubrían el recipiente con una tela negra, Harry era sacado del tanque. Al pasar dos minutos, la tensión del público jugaba su parte, así como los asistentes de Harry que tenían a la mano unas hachas para quebrar el recipiente y salvar la vida de éste. Cuando pasaba más tiempo, y estaban a punto de romper la caja de vidrio, Houdini en acto de triunfo recorría la cortina. Truco o no, no le quitaba ningún mérito al húngaro, pues en verdad arriesgaba su vida.

EL LADO OSCURO DEL MAGO

Desde la adolescencia, Houdini tenía mucho interés por el mundo espiritual, el cual aumentó tras la muerte de su madre en julio de 1913. El escapista buscó de todas formas comunicarse con ella, pero al desenmascarar a decenas de médium, se volvió algo escéptico, ya que no descartaba la posibilidad de que los muertos pudieran comunicarse con los vivos, pero sin intermediarios.

Ante su fijación por estos temas, mucha gente lo veía con temor, pues le atribuían un pacto con el diablo. El tema le daba risa a Harry, quien seguía consultando en el mundo a varias personas que decían poder comunicarse con las almas del más allá. Todo aquel que se le ponía enfrente al escapista, era finalmente desenmascarado. Lo que hizo Harry fue reproducir todos aquellos trucos que estos farsantes usaban como mover sillas, levitar mesas, escribir en pizarrones, etc.

Cuando Harry hizo una gira por Canadá, le presentaron un joven atlético que quería comprobar la resistencia abdominal que Houdini tenía. Harry aceptó y este muchacho le lanzó un fuerte golpe al abdomen, provocando que este cayera. El mago por orgullo se levantó, pero el impacto fue tal que esto le originó una peritonitis. Terminó la función y viajó junto a su esposa Bess a Detroit, para que lo revisaran los médicos; era la noche del 24 de octubre de 1926.

En el hospital de Nuestra Señora de la Gracia lo operaron, y una semana después murió. Con su muerte, Bess tuvo la esperanza que Houdini le cumpliera la promesa que meses antes le había hecho. “si alguien puede escapar de la muerte, ése soy yo”. Por lo cual su viuda asisitió a varias sesiones espiritistas, donde el médium le daría un mensaje que sólo Houdini y ella sabían; como ninguno lo logró, Bess se resignó y lo dejó por la paz.

Actualmente sus restos se encuentran en el Cementerio Judío de Machpelah, en Queens, New York.

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